Tres empresas se dieron a la tarea de analizar el servicio de los hospitales privados y la atención que brinda a los pacientes y crearon el ranking con los mejores.
En México existen dos mil 855 hospitales privados en los que laboran 90 mil médicos, quienes atienden a 64? la población mexicana. Si bien son un eslabón importante en la cadena de atención a los pacientes, con la crisis sanitaria por COVID-19 se han vuelto un aliado del gobierno para atender la emergencia.
En marzo pasado, cuando la pandemia apenas comenzaba, la Secretaría de Salud y las asociaciones de hospitales privados firmaron el convenio Todos Juntos Contra el COVID-19, con el sector privado puso a disposición del gobierno tres mil 115 camas —que representa 50 por ciento de su capacidad—para atender padecimientos como apendicitis, hernias complicadas, úlceras gástricas y duodenal, endoscopias, así como el embarazo, parto, cesáreas y puerperio.
Con esto, el sector público liberó el mismo número de camas para atender a hasta 12 mil 500 pacientes enfermos de coronavirus que requieran hospitalización.
El convenio se ha ampliado con el paso de los meses y el aumento de la enfermedad, que este invierno tiene saturados los hospitales, tanto los públicos como los privados.
La capacidad que tienen estos establecimientos para atender a los pacientes ha sido crucial para atender la emergencia. Y ante el aumento de la demanda de servicios privados, Funsalud en conjunto con Blutitude y Grupo Expansión, unieron esfuerzos para identificar los hospitales privados con los mejores desempeños en atención al paciente.
En este ejercicio se evaluaron el talento médico, la disponibilidad de la tecnología adecuada, procesos relevantes que garanticen la atención de calidad, los resultados en salud para los pacientes y la percepción de los médicos especialistas certificados.
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“Esta es la primera vez que se hace un ranking de este tipo y estamos muy contentos por el esfuerzo y los resultados que mostramos”, dijo Héctor Valle, presidente de Funsalud.
Hasta ahora, los grupos hospitalarios privados enfrentan varios retos en medición y conocimiento del funcionamiento de estos establecimientos: poca información y transparencia a los pacientes, la falta de prácticas médicas grupales y protocolos generalizados de atención, la carencia de esquemas de financiamiento y el acceso limitado.
La fundación ha sido uno de los grandes promotores de las alianzas público-privadas en esta crisis sanitaria y el brazo que articula dichas alianzas en distintos sectores de la industria de la salud.
Y es que estas alianzas han demostrado que sí puede existir un camino para el trabajo conjunto entre los prestadores de servicios de salud privados y el gobierno; no es una lucha de públicos contra privados.
“El sistema de salud público no puede atender al 100 por ciento de la población por puro volumen, no hablo de calidad ni de eficiencia: de volumen. Ah es donde los hospitales privados en términos de volumen hacen un fuerte”, dijo Ana Riquelme, directora general de la Asociación Mexicana de Industrias Innovadoras de Dispositivos Médicos (AMID) en entrevista con Expansión.
Ante la capacidad que representan, los especialistas en salud han pedido en distintas ocasiones y diferentes foros que se mantengan este tipo de colaboraciones después de la emergencia, e incluso extenderlo al tema de la prevención en salud.
