El campo de la electroencefalografía (EEG) ha experimentado avances significativos en los últimos años, tanto en la tecnología como en las aplicaciones. Estas innovaciones están abriendo nuevas posibilidades para el diagnóstico, monitoreo y tratamiento de una amplia gama de trastornos neurológicos.
El ABC del EEG
Todo lo que somos y podemos hacer se lo debemos a las neuronas, gracias a sus conexiones, el cerebro puede indicar al cuerpo cómo debe trabajar. Gracias a la tecnología, hoy estas células son capaces de alertar cuando hay una anomalía en la actividad eléctrica cerebral, dando paso a tratamientos oportunos y diagnósticos más precisos.
Esto es posible gracias al electroencefalograma (EEG), un estudio que mide la actividad eléctrica del cerebro a través de electrodos de metal colocados directamente al cuero cabelludo. Debido esta cualidad la técnica es no invasiva, lo que permite que sea empleada en diversas situaciones sin perjudicar a los pacientes. (1)
Así, por este método se pueden detectar cambios en la actividad cerebral, es usado para diagnosticar diversos padecimientos, en especial la epilepsia, además de trastornos del sueño, encefalitis herpética, accidente cerebrovasculares, daños en el cerebro debido a lesiones en la cabeza, tumores cerebrales, entre otros.
Con este método se puede hacer la confirmación de la muerte cerebral de una persona o la corroboración de la cantidad de anestesia que se requiere utilizar en un paciente con coma inducido por medicamentos. (2)
El electroencefalograma también tiene ventajas respecto a otros métodos usados para detectar anomalías en el cerebro.
Por ejemplo, frente a la tomografía computarizada (TC) es más barato y representa mayor comodidad para el paciente, asimismo en comparación con la resonancia magnética (MRI) también tiene ventajas como el precio.
Cabe destacar que el EEG también es más preciso en cuanto a resolución temporal, ya que da resultados en milisegundos.
Innovaciones recientes en EEG
Algunas de las innovaciones más notables en electroencefalografía incluyen el EEG de alta densidad, tecnología que utiliza una mayor cantidad de electrodos para registrar la actividad cerebral con mayor detalle. (3)
Esto permite una mejor resolución espacial y temporal, lo que es útil en la precisión del diagnóstico y la monitorización.
En tanto, los dispositivos EEG portátiles permiten que los pacientes sean monitoreados fuera del entorno clínico tradicional. Esto puede ser útil para estudiar trastornos neurológicos que se manifiestan en episodios breves o impredecibles, como la epilepsia.
Con el EEG funcional que combina EEG con otras técnicas de neuroimagen, como la resonancia magnética funcional (MRI), se puede obtener una imagen más completa de la actividad cerebral. Esto puede ayudar a identificar la fuente de las convulsiones u otras anomalías neurológicas.
Con investigación también se ha innovado con el Neurofeedback, que utiliza EEG para monitorear la actividad cerebral en tiempo real y proporcionar retroalimentación al paciente, con lo que éste puede entonces aprender a controlar su propia actividad cerebral, lo que puede ser útil para el tratamiento de trastornos como la ansiedad, la depresión y el dolor crónico.
La Inteligencia artificial (IA) se está utilizando para desarrollar nuevos algoritmos para analizar datos de EEG. (4)
Estos algoritmos pueden ayudar a identificar patrones sutiles en la actividad cerebral que podrían pasar desapercibidos para el ojo humano. Esto puede mejorar la precisión del diagnóstico y conducir al desarrollo de nuevos tratamientos.
La investigación en el campo continúa, lo que la coloca como un área prometedora para la inversión e innovación.
Referencias
1) https://brainsigns.com/es/science/s2/technologies/eeg
3) Electroencefalografía de alta densidad. (2023, junio 29). Mayo Clinic. https://www.mayoclinic.org/es/diseases-conditions/temporal-lobe-seizure/multimedia/img-20366475
4) Bender, E. (2023, julio 10). Un modelo de inteligencia artificial interpreta los electroencefalogramas con una precisión casi perfecta. Medscape. https://espanol.medscape.com/verarticulo/5911125?form=fpf