Investigadores nacionales desarrollan dos propuestas con los que se busca reducir la generación de desechos no reciclables.
Si bien la industria de dispositivos médicos hace un esfuerzo invaluable por mantener la producción y distribución de materiales, el reto continúa siendo enorme. Por ello, investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) han realizado distintos esfuerzos para coadyuvar a la existencia de insumos en instituciones de salud y a disposición de la sociedad civil, que al mismo tiempo reduzcan los desechos contaminantes.
Tal es el caso del desarrollo de dos dispositivos innovadores para atender la emergencia por COVID-19: la careta Gea-MADiT y los hisopos biodegradables para la prueba de diagnóstico.
En entrevista, Leopoldo Ruiz, investigador y director del Laboratorio Nacional de Manufactura Aditiva Digital, explicó el innovador diseño de la careta Gea-MADiT que proporciona una mayor protección para el personal de salud y que puede ser fácilmente sanitizada para su reutilización.
El proyecto fue liderado por la UNAM, sin embargo, el diseño y la producción de la careta se trató de una colaboración entre esa casa de estudios, el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) y el Centro de Innovación Médica Aplicada (CIMA) del Hospital Dr. Gea González.
El investigador también señaló que una de las características más importantes de esta innovadora careta es el material del que está fabricada: el PETG. “Este material posee una gran ventaja sobre otros: su baja rugosidad, pues guarda muy poco o tiene pocos lugares donde albergar a virus y bacterias”, explicó Leopoldo Ruiz.
Además de resguardar menor cantidad de gérmenes, otra característica de la careta es que permite el uso de goggles y cubrebocas de manera simultánea. “No es un sustituto de ninguno de ellos, sino una protección adicional”, advierte el investigador.
La careta evita el contacto entre el rostro y las manos. “Se convierte en una barrera física restrictiva que evita, por supuesto, el contacto directo con los famosos aerosoles o las gotículas donde pudiera encontrarse el virus”, explicó Leopoldo Ruiz.
Otra ventaja es que no sólo está pensada para la atención sino para utilizarse en varias ocasiones, pues tiene muchas posibilidades de sanitización: se puede lavar con agua y jabón, puede ser sometida a esterilización por luz UV o puede ser sanitizada con disoluciones con base cloro o base alcohol.
Una vez que finaliza ciclo de vida es posible sanitizarla y depositarla en contenedores específicos para PET y reciclar el material. Como el Laboratorio Nacional de Manufactura Aditiva Digital quería apoyar en la parte de la proveeduría de las caretas sin mayores obstáculos, decidieron liberarla bajo una licencia de “reconocimiento no comercial”, lo que otorga una licencia para uso durante la contingencia y sin ningún fin de lucro.
Hisopos biodegradables
Otro de los esfuerzos por mantener los suministros necesarios para enfrentar la emergencia sanitaria por el nuevo coronavirus es el desarrollo de hisopos biodegradables para la realización de pruebas para el diagnóstico de la COVID-19.
Celia Sánchez, investigadora del Instituto de Ciencias Aplicadas y Tecnología (ICAT) de la UNAM, aseguró en entrevista que una de las ventajas del diseño de este hisopo es su disponibilidad de fabricación en México. “El diseño realmente no busca poner en el mercado un hisopo competitivo, sino poner un diseño que cumpla con las características que se requieren para la toma de muestras, se pueda fabricar en el país y de manera rápida”, explicó.
Por esto, se trata de un desarrollo en impresión 3D que permite un prototipado rápido, que requieren horas, sin embargo, Sánchez explicó que es fácil acceder a la máquina, diseñar y una vez que el diseño esté listo, imprimir.
Otra de las ventajas de este diseño se desarrolló un dispositivo que tuviera un buen desempeño, por ello posee una superficie suficiente para frotar la mucosa y desprender las células. Asimismo, el hisopo cuenta con un entramado para que la muestra se recoja y obtenga un número suficiente de células. Las fibras de este hisopo no están hechas de nylon, como en los dispositivos comerciales, sino que fueron sustituidas por un entramado hecho de un polímero.
Se distribuyeron muestras de este dispositivo en diversos hospitales de la CDMX y en la clínica de diagnóstico de la COVID-19 de la UNAM, para que realizaran pruebas y que el personal de salud validara que podrían ser efectivos.
Aunque en el momento de la entrevista aún estaban por lanzar las pruebas piloto, el dispositivo ya había pasado por otras pruebas en personas, y tanto el hisopo nasofaríngeo como el orofaríngeo tuvieron 100?compatibilidad con PCR. “Esos primeros resultados nos dijeron que el diseño que habíamos hecho es conveniente para la toma de muestras y que se puede utilizar en la PCR”, añadió la investigadora.
Además, el hisopo está hecho en un material que es biocompatible, que no daña el organismo humano, y biodegradable en aproximadamente 90 días.
Para distribuir este innovador hisopo masivamente, Celia Sánchez aseguró que han empezado a contactar empresas de impresión 3D en el país, para que ellos se encarguen de la producción. “Estamos estableciendo esos contactos para ver cuál sería el costo y cómo lo producirían. Luego se necesita un proceso de esterilización y empaquetamiento”.
Agregó que como estos hisopos son fabricados en una industria no especializada para la clínica, podrían esterilizarse en los mismos hospitales.
De acuerdo con la investigadora, la esterilización dentro de las mismas instituciones de salud hace que estos dispositivos sean rápidamente puestos a disposición de los médicos. Sin embargo, en los hospitales la atención se concentra en los pacientes, por lo que también se analiza llevar este proceso con una industria de esterilización.
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