Por primera vez, la tecnología y el trabajo conjunto han permitido tener una respuesta más rápida a la crisis sanitaria
Ningún país estaba listo para enfrentar la pandemia de COVID-19 que tomó por sorpresa al mundo entero en diciembre pasado. No obstante, los avances tecnológicos y la capacidad de investigación de las comunidades científicas han podido responder a la crisis y acelerar las investigaciones para contrarrestar el embate de esta enfermedad.
“Lo podemos ver en naciones tan distintas a la nuestra como Estados Unidos, que aun con su presupuesto en ciencia e investigación, están siendo golpeadas; sin embargo, es notorio que los avances en esas disciplinas han influido para enfrentarla”, aseguró Susana López Charretón, del Instituto de Biotecnología (IBt) de la UNAM.
En enero pasado, cuando se declaró una emergencia sanitaria, las comunidades comenzaron a trabajar. La UNAM —la institución con más investigación— lanzó una convocatoria extraordinaria para financiar con 165 mil dólares en recursos y equipos a losproyectos de investigación que contribuyan a mitigar los efectos de la pandemia.
Uno de estos grupos es el de los investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) —que tiene experiencia desarrollando vacunas contra VIH, ébola, zika o chikungunya— están trabajando en una vacuna contra el nuevo coronavirus SARS-CoV-2, a partir de la generación de vectores virales basados en una modificación del virus vacuna que se uso para erradicar la viruela.
Gustavo Cruz, profesor del Instituto de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y en Sistemas (IISMAS) también de la UNAM, adaptó un modelo matemático desarrollado para la epidemia de AH1N1 de 2009 y que ha permitido tener un promedio de contagios que tiene cada infectado, así como calcular cuándo ocurrirán los picos de contagio.
Otro grupo de esta universidad realizó ensayos para secuenciar el genoma del COVID-19 y apoyar a las autoridades sanitarias en la detección y diagnóstico del coronavirus, a través de pruebas desarrolladas en las universidades.
El Instituto Politécnico Nacional (IPN) está haciendo pruebas con el medicamento transferón, que puede funcionar como auxiliar en el tratamiento de pacientes infectados y prevenir las complicaciones de la enfermedad.
Otros están analizando el uso de tres fármacos que pueden ayudar en el tratamiento de pacientes: el antiviral Remdesivir para combatir la enfermedad; el Tocilizumab, un anticuerpo monoclonal, que impide que los tejidos pulmonares se inflamen; y la hidroxicloroquina, un medicamento para el paludismo y las enfermedades reumáticas.
Estos ensayos ya fueron aprobados por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) y se encuentran en distintas fases de análisis clínicos.
En tanto, la empresa XE Médica, dedicada a la innovación, desarrolló una cámara de aislamiento que tiene un sistema de filtro HEPA para mantenerla inflada, y que evita que se escape el virus al momento en que el enfermo es trasladado, protegiendo a todos aquellos que tengan contacto con el paciente.
Comunidades científicas globales
Para combatir el COVID-19, las comunidades de científicos han trabajado en grupos multidisciplinarios en el que participan investigadores de distintas naciones, para enfrentar a un enemigo en común.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) presentó la iniciativa SOLIDARITY (Solidaridad) el 20 de marzo pasado, que consiste en que científicos y médicos compartan los resultados de sus tratamientos. Esto fue calificado por Science como un hecho sin precedentes para recolectar datos muy rápido.
Gracias a esta iniciativa se ha podido conocer los resultados de las investigaciones: muchas de ellas son sobre el mismo tema, pero la diversidad de los resultados ha permitido tener avances más rápidos.
El objetivo de estas alianzas es también garantizar que todas las naciones tengan acceso a los tratamientos y las vacunas por igual. Tanto la Covid-19 Clinical Research Coalition como el acelerador terapéutico Covid-19 —impulsado por Wellcome Trust y Fundacion Bill y Melissa Gates—buscan que ninguna persona se quede fuera de estos tratamientos por su condición social o el país en el que vive.