El avance en conectividad permite que la gente acceda a información sobre salud, además facilitar consultas médicas a distancia.
Cuando se habla de salud digital, generalmente se piensa en las soluciones tecnológicas desarrolladas para hospitales y consultorios. Es verdad que el interés de fabricantes y desarrolladores de hardware y software está en llevar innovaciones a los centros médicos para mejorar la atención de los padecimientos; sin embargo, pasamos de largo que la conectividad ya está impactando directamente en el sector de los sistemas de salud.
De hecho, en México 46? usuarios de internet (aproximadamente 30 millones de personas) accede a sitios de salud, según un estudio reciente de la firma de análisis de mercado, Comscore.
El sitio imss.gob.mx destaca con el mayor alcance, pues mensualmente registra unos cinco millones de visitas, tanto para agendar citas, hacer trámites o una consulta de información.
Entre las búsquedas en internet, también destacan la investigación en los vademécums (diccionarios o catálogos) de medicamentos o padecimientos. Asimismo, la exploración de aplicaciones móviles de Health Information.
En gran medida, esto ha sido posible gracias al éxito de los dispositivos móviles como smartphones (celulares con capacidad de conexión a internet), aunque 50? los usuarios mexicanos todavía lo consultan a través de una computadora de escritorio.
La transformación digital que se vive por supuesto que involucra todo el ecosistema del sector salud, desde los proveedores de instrumentales pasando por las aseguradoras y los pacientes, pero según indica Deloitte en su reporte sobre la aceleración de la digitalización en materia de la salud, lo verdaderamente destacable es la velocidad con que suceden estos cambios.
La firma analista expone que la facilidad de acceder a Internet y a sus numerosas fuentes de información repercute en una sociedad más informada y preocupada por su salud.
El principal impulsor de esta rapidez transformadora es el desarrollo de Internet of Things (IoT), así como los wearables –dispositivos vestibles– que se suman a los smartphones. De hecho, entre 2015 y 2017, el número de aplicaciones de salud –healthcare app– asociados a estos dispositivos se duplicó. En ese mismo periodo la inversión en bio-sensores aumentó 400%.
Además, la aparición de aplicaciones móviles o servicios como la telemedicina, la monitorización digital de los pacientes o la medicina personalizada, entre otros, posibilita obtener información en tiempo real, tanto de la salud como de la calidad de vida, establecer un nuevo modelo de relación médico-paciente y prevenir enfermedades.
Ante este panorama, la llamada brecha digital se vuelve un asunto trascendental para el acceso a la salud. De tal forma que se podría reproducir viejas desigualdades que afectan a los más vulnerables en distintas condiciones, asegura la especialista Patricia Jara en el blog Gente Saludable, del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).