Bien lo explica el dicho: "la basura de unos es el tesoro de otros".
Un claro y reciente ejemplo, es cómo científicos mexicanos han encontrado una oportunidad de oro en los huesos de la carne que a diario van a la basura, ésos que ahora, en su mayoría, son un desperdicio.
De los huesos desechados, la hidroxiapatita es el mineral biocerámico que está siendo utilizado en diversas áreas médicas por un grupo de científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav).
En la ciencia, a los materiales que cuentan con un ordenamiento tridimensional de largo alcance según su fórmula química, se les conoce como cristales. En términos coloquiales, la hidroxiapatita, es el principal cristal de los huesos, cuya función es la de dotarlos de firmeza para soportar la carga del cuerpo.
Mario Enrique Rodríguez García, investigador del Centro de Física Aplicada y Tecnología Avanzada de la UNAM, en entrevista con Conexiones365, detalló que la hidroxiapatita es el principal constituyente mineral del hueso, tanto de animales, como de humanos, y su importancia radica en que es necesaria para colocarla en partes del cuerpo humano que carecen de ella.
"(La obtención de hidroxiapatita) Beneficiaría a todo aquel que necesite un implante después de una extracción dentaria, una fractura, una fisura, un tumor que se pueda remover y rellenar para que haya regeneración guiada ósea”, expuso Rodríguez García.
El experto en el tema, quien trabaja en el Campus Juriquilla y es uno de los líderes del proyecto, relató que hace una década surgió la iniciativa de utilizar los desperdicios de huesos, con la visita del implantólogo Gilberto López.
Añadió que el implantólogo López expuso la idea de generar el mineral en la región, debido a que, en ese momento, toda la hidroxiapatita utilizada en el país era importada, además de tener precios muy elevados.
Y, aunque este mineral (hidroxiapatita) tiene casi siempre la misma composición fisicoquímica, en las labores científicas se ha descubierto que también depende de la edad.
“Hemos usado huesos de cerdos maduros, de 156 días, y bovinos de 2 años de edad, pero el nuevo enfoque de un estudiante (de doctorado), que se llama Brandon Piña, es hacer hidroxiapatita 'ad hoc', es decir, si es un niño el que necesita el implante, pues le deberíamos poner una hidroxiapatita de res joven, (pero) si es un adulto, de res adulta, y sí es un anciano, de res anciana”, comentó.
El proceso para la obtención del mineral no es sencillo y el equipo del doctor Rodríguez García ha desarrollado una metodología que consiste en varias fases para hacerlo.
La primera consiste en moler el hueso muy fino para quitarle la grasa y la proteína; lo segundo, realizar tratamientos hidrotérmicos, y por último, pasar a la incineración.
“Un punto muy importante que ha descubierto este laboratorio es la temperatura a la cual se debe incinerar para que desaparezca la grasa, la proteína y parte del ADN o todo el ADN sin cambiar la estructura nanocristalina. Nosotros tenemos temperaturas muy precisas de obtención de nano hidroxiapatita”, resaltó.
Rodríguez García relató que los huesos que usan en la investigación se obtienen mayormente de carnicerías que tienen la certificación "Tipo Inspección Federal (TIF)", ya que esto garantiza que los animales fueron sanos. Sin embargo, también reciben de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) donaciones de huesos femorales de pacientes que fallecieron y estuvieron clínicamente sanos.
Aunque este proyecto ha puesto a México como uno de los líderes a nivel mundial en obtención de hidroxiapatita, los científicos no paran y ya desarrollan nuevas metodologías.
“Nosotros podemos hacer hidroxiapatita sintética e incluso tenemos una nueva rama, que es usando cáscara de huevo con la que se obtiene hidróxido de calcio, que es el precursor para hacer hidroxiapatita para implante”, destacó.
Por último, el científico agradeció el apoyo que ha tenido de parte de la UNAM y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). Sin embargo, consideró que se necesitan más recursos para un trabajo que, dijo, se ha destacado con su participación, el de la doctora Sandra Milena Londoño Restrepo, quien también lidera el proyecto, así como su equipo de trabajo formado por estudiantes de doctorado.
“Sí ha habido apoyo y estamos ya en el umbral de las aplicaciones ya para humanos, pero se necesita más dinero. Hay que hacer propaganda para conseguir más dinero y seguir", expresó.
"Tengo un grupo increíble de cinco estudiantes de doctorado trabajando en estos proyectos y eso nos ha dejado que en América seamos líderes ya, en el mundo estamos en tercero o cuarto lugar con muy pocos recursos”, concluyó.