El cambio de criterios de compra y distribución de medicamentos en el sector público causó el desabasto en diversos centros de salud.
La escasez de medicamentos cruciales en la atención de personas VIH positivas o de niños en tratamientos oncológicos en el sistema público de salud acaparó la atención mediática a lo largo de los primeros siete meses de 2019. Más allá de las cámaras, los factores causantes de esas crisis —que posteriormente se resolvieron— se explican a partir de los cambios en los criterios de abasto del gobierno federal.
La actual administración anunció, como una medida para combatir la corrupción, que realizará compras consolidadas de medicamentos y también se encargará de su distribución. Bajo ambas acciones, durante las primeras semanas de ejecución hubo algunos retrasos y complicaciones. De ahí que después del anuncio, el sector compró el equivalente a sólo 40?l medicamento que compraba en noviembre pasado, con la intención de conseguir un mejor precio en esta nueva licitación, explica Patrick Devlyn, presidente de la Comisión de Salud del CCE.
“Esta decisión reduce la posibilidad de obtener mejores precios y contribuye a que se exacerbe la sensación de desabasto”, asegura el empresario.
En abril pasado, López Obrador acusó a algunas distribuidoras de medicamentos y equipo sanitario de haberse enriquecido con la distribución de los medicamentos y materiales de curación. Por ello, decidió suspender la participación de esas compañías en cualquier licitación, hasta que concluya la investigación en su contra.
“Si el gobierno tiene dudas sobre algunas empresas o deudas, tiene toda la facultad para investigar y depurar, seguir un debido proceso, aplicar la ley con todo su alcance, pero no nos conviene caer en una dinámica de vetos y descalificaciones a priori, sólo de forma de mediática y satanizando a algunos sectores de la industria”, expresa Devlyn.
Como parte de estas decisiones, se formalizó la licitación extraordinaria el 24 de junio pasado, con la entrega de las propuestas de los laboratorios y la ejecución de otras partes del proceso de licitación con la comisión negociadora de medicamentos de patente.
Sin embargo, hay incertidumbre sobre las condiciones de la distribución, los precios y cuándo deberán entregar el producto, ya que no quieren que se les culpe del desabasto por no poder cumplir las fechas de los contratos.
“La industria de la salud está en un momento caótico, es un momento muy retador donde la industria presenta propuestas y una actitud colaborativa, para que el nuevo modelo de adquisición de medicamentos se logre con éxito”, asegura el también empresario.
Esta decisión afectó a los usuarios ––sobre todo a los pacientes con enfermedades crónico-degenerativas––, quienes sufrieron desabasto en las farmacias de clínicas y hospitales en las últimas semanas.
Judith Méndez, coordinadora de Salud y Finanzas Públicas del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), recuerda que los recortes presupuestales vienen desde administraciones pasadas, pero la crisis se incrementó en la transición.
“Desde hace varios años ya veníamos advirtiendo del bajo presupuesto que se le destinaba al sistema de salud. El problema se agrava con cuestiones operativas del nuevo gobierno (…) Y en esta etapa de transición del nuevo gobierno no se han mantenido procesos que ya funcionaban antes”, explica Méndez.
Si bien el actual sistema de salud ha trabajado en los últimos meses por regularizar el abasto de medicinas en las instituciones públicas, hay que observar que el reto es grande y se arrastra de tiempo atrás: datos del INEGI señalan que sólo seis de cada 10 mexicanos que acuden al IMSS, ISSSTE logran surtir sus recetas completas en cualquiera de estas instituciones.