Entre la pandemia por coronavirus, su vacuna, las jornadas de vacunación y la salud mental, en el último año las infancias en el mundo han visto afectada su salud.
Desde hace más de un año la realidad cambió para toda la humanidad, los confinamientos alrededor del mundo hicieron que se viera afectada la salud mental de la población; asimismo, si bien no se detuvo por completo la atención a otros padecimientos, sí se vio interrumpida por momentos.
Hemos sido testigos del desarrollo más veloz de una vacuna para enfrentar una nueva enfermedad, y aunque ya existe una dosis que nos ayudará a encontrar la luz al final del túnel, aún no ha sido aplicada en campañas masivas a personas menores de 16 años. Con la crisis sanitaria aún siendo atacada, hay temas de salud infantil que deben seguir siendo prioritarios: salud mental, vacunación, cáncer infantil, obesidad y desnutrición, vacunas contra COVID-19.
Salud mental infantil y el confinamiento
El confinamiento debido a la pandemia por COVID-19 ha puesto en jaque a millones de niñas y niños. De acuerdo con un estudio de Jama Pediatrics, realizado por las universidades de Huazhong y Carolina del Norte y en el que participaron 1784 que completaron una encuesta, uno de cada cinco menores presentó síntomas depresivos o de ansiedad después de un mes de encierro.
Además, una encuesta realizada por Save The Children, en la que entrevistaron a más de 6,000 niñas y niños en Alemania, Finlandia, España, Reino Unido y Estados Unidos, arrojó que: “Uno de cada cuatro niños sufre ansiedad por el aislamiento social y que muchos de ellos corren el riesgo de sufrir trastornos psicológicos permanentes, incluida la depresión”.
En Finlandia, siete de cada 10 menores padecen ansiedad, mientras que 55% sentía fatiga; y en Estados Unidos un cuarto de los entrevistados sentía ansiedad.
La organización también señala que los sentimientos de impotencia, soledad o la separación de los seres queridos son comunes durante cualquier epidemia; sin embargo, la falta de juegos al aire libre, aunado al aburrimiento, el distanciamiento social y el estrés prolongado puede provocar problemas de salud mental en las y los niños.
Desde que se anunció, en marzo del 2020, en México el inicio de la Jornada de Sana Distancia, 26 millones de niños menores de 16 años dejaron de asistir a la escuela, se han quedado en casa, lejos de amigos y parques. Lo anterior los ha hecho adaptarse a una nueva normalidad que les impacta en su salud mental.
Por otro lado, el Instituto Nacional de Psiquiatría Dr. Ramón de la Fuente Muñiz (INPRFM) catalogó al confinamiento como una situación de estrés alto. Esto pone en riesgo el aprendizaje, pues un niño estresado no puede enfocarse bien, por lo que incluso pueden inhibirse capacidades y habilidades importantes para su desarrollo
Para evitar que las y los niños sufran depresión o ansiedad, es recomendable que tengan acceso a redes de apoyo, incluso durante el confinamiento. Asimismo, se deben de establecer mecanismos para la detección temprana de problemas de salud.
Jornadas de vacunación
Debido a la pandemia, todas las miradas y la atención se ha concentrado en enfrentar la covid-19; sin embargo, las campañas de vacunación masivas deben continuar para r proteger a la población de brotes de otras enfermedades que se han podido controlar, como el sarampión o la rubeola.
Durante una conferencia realizada en febrero, Hugo López-Gatell, subsecretario de Salud, indicó que durante 2020 bajó el número de niños vacunados debido a la pandemia. Asimismo, aunque la Semana Nacional de Vacunación estaba programada para el mes de marzo, el funcionario señaló que podría moverse al mes de abril, debido al comportamiento de la pandemia.
Justamente el pasado 19 de abril se anunció el inicio de la campaña de vacunación de seguimiento contra sarampión y rubéola. De acuerdo con López-Gatell, se busca recuperar la cobertura para evitar el riesgo de transmisión del virus.
En 2020 se registraron cerca de 200 casos de sarampión en el país, una cifra 10 veces mayor a la reportada en 2019. Desde el 19 de abril y durante el resto del año se aplicarán 8.6 millones de vacunas contra sarampión y rubéola (doble viral), así como 3.2 millones de dosis contra sarampión, rubéola y parotiditis (SRP o triple viral) a niños de uno a nueve años de edad.
Cáncer infantil
Cada 15 de febrero se conmemora el Día Internacional del Cáncer Infantil. De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), “cada año, más de 400,000 niños son diagnosticados con cáncer en todo el mundo”. Además, se estima que, en 2020, en la Región de las Américas hubo 32,065 nuevos casos de cáncer en niños de 0 a 14 años; de los cuales, 20,855 casos ocurrieron en países de América Latina y el Caribe.
Es importante destacar que se estima que el cáncer fue la causa de muerte de 8,544 niños menores de 15 años en 2020; de ellos, 7,076 en América Latina y el Caribe. En México, el cáncer infantil es la segunda causa de muerte en niños de entre 5 y 14 años. Empero, este padecimiento es curable si es detectado a tiempo. La expectativa de curación (90%) es alta en etapas tempranas. Por ello, es recomendable acudir al médico en cuanto se noten síntomas, como fiebre sin motivo, dolor de huesos y articulaciones, cansancio, moretones y sangrados anormales.
Pero no solo se trata de prevención, sino de acceso a medicamentos que ayuden a enfrentar la enfermedad. Para padres de niños con cáncer, los recortes presupuestarios del actual gobierno ponen en riesgo los tratamientos de miles de niños. De acuerdo con sus cálculos, 1,600 niñas y niños han perdido la batalla contra la enfermedad debido a la falta de tratamiento.
Sin embargo, desde el inicio de la gestión de López Obrador, estos padres de familia han denunciado el desabastecimiento de medicamentos oncológicos.
Los tipos de cáncer más comunes en niños y adolescentes son: leucemias, tumores en el sistema nervioso central y linfomas.
Obesidad y desnutrición
Según el portal informativo de la OMS la obesidad infantil es uno de los problemas de salud pública más graves del siglo XXI. Esta problemática es global y afecta progresivamente a países de bajos y medianos ingresos, sobre todo en el medio urbano. Además, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) declaró la obesidad infantil en México como una emergencia de salud pública.
De acuerdo con la agencia, nuestro país es el mayor consumidor de Latinoamérica de productos ultraprocesados y bebidas azucaradas. Según sus cifras, los niños en edad preescolar comen alrededor del 40% de sus calorías de estos productos; y un tercio de los niños y adolescentes mexicanos presentan sobrepeso u obesidad.
La falta de acceso a alimentos frescos y saludables, así como la comercialización agresiva de productos alimenticios dirigidos a niños y la alta exposición a alimentos ultraprocesados en hogares conducen a un ambiente que promueve la obesidad y afecta a millones de mexicanos. Por ello, desde el 2016 México declaró una alerta epidemiológica debido a las altas tasas de diabetes.
Ya en junio del 2020 el IMSS alertaba que la obesidad infantil aumentaría debido a la cuarentena, por lo que ha urgido a reforzar los servicios de medicina preventiva en primer nivel, con el fin de detectar tempranamente a niños con obesidad o sobrepeso y comenzar a trabajar en el padecimiento. Esto evitará complicaciones en el futuro, como hipertensión y enfermedades cardiovasculares, las cuales hacen más vulnerables a las personas ante la COVID-19.
Además de los altos índices de obesidad, México también enfrenta otro problema: la desnutrición. Con la pandemia también se está viendo afectada la nutrición de niños menores de cinco años, pues debido al estrés económico se acentúan las desigualdades y la falta de acceso a alimentos saludables. No solo eso, las personas desnutridas tienen sistemas inmunes más débiles, lo que los pone en riesgo ante la COVID-19.
El Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) en conjunto con la FAO, la OPS y la UNICEF, publicaron una nota técnica para la Prevención de la mala nutrición en niñas y niños en México ante la pandemia de COVID-19. En la nota destaca que la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2018 arrojó que la prevalencia nacional de desnutrición crónica en niños menores decinco años es de 14.2%, esto corresponde a 1.9 millones de niños.
Las infancias con desnutrición crónica son más susceptibles a las infecciones, retardo en el crecimiento físico y desarrollo cognitivo. Por ello, se debe garantizar el acceso al agua potable y a frutas y verduras frescas. Además, es necesario intensificar los programas y servicios para proteger, promover y apoyar la alimentación infantil.
Vacunas contra COVID-19, seguras y efectivas en niños
Para enfrentar la pandemia es necesario que la población alcance la suficiente inmunidad, esto se logrará incluyendo a las y los niños en los diferentes esquemas de vacunación. Sin embargo, no se habían publicado los resultados de los estudios de la vacuna en niños menores de 16 años.
A finales de marzo del 2021, se notificó que la vacuna de Pfizer-BioNTech protege a los adolescentes al 100% de la COVID-19. La dosis, que es de alta eficacia en adultos, alcanza el 100% de la cobertura en menores de 12 a 15 años.
Estos resultados se desprendieron de un ensayo realizado en Estados Unidos, donde participaron 2,260 voluntarios. Durante el ensayo, ninguna de las personas que recibieron el biológico se contagiaron ni mostraron síntomas. Asimismo, la farmacéutica inició un ensayo con niños de 1 a 11 años.
Además de Pfizer, Moderna y Sinovac, entre otras farmacéuticas, han iniciado ensayos en niños y adolescentes. En el caso de la primera, estudia su vacuna en 3000 adolescentes de entre 12 y 17 años de edad; también ha iniciado estudios en 6750 niños de 6 meses a 11 años. Mientras que Sinovac estudia una vacuna inactivada en 552 niños de entre 3 y 17 años.