Hasta el 14 de febrero se han administrado más de 173 millones de dosis contra COVID-19 en el mundo, sin embargo, la humanidad está aún lejos de controlar la pandemia si no se garantiza el acceso equitativo de las vacunas.
A más de un año de que supiéramos del nuevo coronavirus SARS-CoV-2, científicos, farmacéuticas e incluso aerolíneas se han dado la tarea de desarrollar, producir y distribuir la vacuna que ayudará a la humanidad a contener la pandemia de COVID-19. Sin embargo, las dosis no han podido ser adquiridas ni distribuidas en el mundo de manera equitativa.
En esta nueva carrera por administrar el mayor número de dosis posible en cada nación, se debe asegurar, por salud pública global, que todos los países logren la inmunidad, pues no necesariamente quienes terminen de vacunar a su población se verán beneficiados.
Para el 18 de enero, la Organización Mundial de la Salud (OMS) llamaba a los países más ricos a reflexionar sobre su egoísmo. El director de la OMS, Tedros Adhanom Gebreyesus, aseguró que el mundo se encuentra cerca de un fracaso moral catastrófico respecto a la distribución equitativa de las vacunas contra COVID-19, pues la iniciativa COVAX ha estado siendo obstaculizada por acuerdos bilaterales entre compañías y naciones ricas.
Además, Tedros Adhanom Gebreyesus denunció que algunos países y empresas continúan dando prioridad a los acuerdos bilaterales, por lo que evitan formar parte del mecanismo COVAX, lo que ha provocado un aumento de los precios.
“La situación se ve agravada por el hecho de que la mayoría de los fabricantes han priorizado la aprobación regulatoria en los países ricos donde las ganancias son más altas, en lugar de presentar expedientes completos a la Organización Mundial de la Salud”, aseveró el director de la OMS y agregó que esta situación podría retrasar las entregas de COVAX, “y crear exactamente el escenario que fue diseñado para evitar, con el acaparamiento, un mercado caótico, una respuesta descoordinada y una disrupción social y económica continua”, subrayó.
Actualmente se han administrado 173,397,683 de dosis, según datos recolectados por Bloomberg, y mientras que en Estados Unidos se han logrado administrar 53,797,178 de vacunas, en Guinea sólo se ha llegado a las 55 dosis —y la mayoría de los países africanos no han accedido a la vacuna—.
COVAX, listo para frenar inequidad
El director de la OMS informó que varios Estados miembros se han cuestionado si COVAX logrará recibir las vacunas que necesita, asimismo, recordó que ACT Accelerator y el pilar de vacunas COVAX han sentado las bases para la distribución y el despliegue equitativos de las vacunas.
“Hemos obtenido 2000 millones de dosis de cinco productores, con opciones para más de 1000 millones de dosis más, y nuestro objetivo es comenzar las entregas en febrero”, aseguró Tedros Adhanom Gebreyesu y añadió que COVAX estaba listo para cumplir con aquello para lo que fue creado.
Empero, el acceso equitativo corre un grave riesgo cuando las farmacéuticas priorizan los tratos con los países ricos anteponiéndolos a las entregas a COVAX. Por ello, la OMS ha hecho un llamado a los países con acuerdos bilaterales a ser transparentes en sus contratos con el mecanismo, incluidos los volúmenes, precios y fechas de entrega.
Lo anterior exige que esas naciones den prioridad a COVAX en la fila para recibir las vacunas y, una vez que hayan inoculado a sus profesionales de la salud y a los adultos mayores, compartan sus dosis para que otros países puedan hacer lo mismo.
La OMS también llamó a las farmacéuticas productoras de las vacunas a que permitan a los países con contratos bilaterales compartir las dosis con COVAX; además de darle prioridad a este en el suministro.
Con ayuda de estas estrategias, el órgano espera lograr el reto de garantizar que las vacunas contra COVID-19 se administren en todos los países para el 7 de abril, el Día Mundial de la Salud.
Acceso equitativo es necesario
De acuerdo con un estudio de la Universidad de Duke en Estados Unidos, la actual distribución de las vacunas implica otro peligro de salud pública a nivel mundial.
Andrea Taylor, directora de la investigación del Centro de Innovación en Salud Global de la Universidad de Duke que rastrea la distribución de vacunas a nivel global, aseguró en entrevista con la BBC que descubrieron que: “[...] Los países ricos han comprado la mayor parte, mientras que los países más pobres luchan por obtener suficientes vacunas para cubrir incluso a sus poblaciones más vulnerables”, y añadió que estas brechas fueron identificadas por primera vez en octubre de 2020 y hasta ahora no las han visto cerrarse.
Asimismo, Taylor señaló que: “Los países de ingresos altos tienen el 16? la población mundial, pero actualmente cuentan con el 60? las dosis de vacunas que se han vendido”.
Como la capacidad de producción es limitada, hay menos dosis disponibles para todos los demás países, pues primero las farmacéuticas deben cumplir con las entregas que ya habían pactado. Esta situación pone a las naciones de medianos y bajos ingresos en peligro.
“La principal preocupación es que los países de ingresos bajos y medianos simplemente no tendrán suficientes vacunas y que las personas que viven en países ricos estarán protegidas mientras el virus se propague en los países más pobres”, señaló la experta y agregó que de continuar con este acceso a las vacunas toda la humanidad sufrirá tanto en términos económicos como de impacto sanitario.
Esto no solamente significa que el virus causará más muertes en los países vulnerables, sino que continuará propagándose y mutando, “aumentando el riesgo de que nuestra lista de vacunas no cubra eficazmente nuevas cepas”, subrayó.
“Si los países ricos vacunan a sus poblaciones, mientras permiten que el virus se propague a otros lugares, es posible que descubran que no están protegidos de las cepas más nuevas que surjan. También devastará nuestras economías”, aseguró Taylor y explicó que en los modelos recientes se puede observar que: “Si los países ricos vacunan a sus poblaciones antes de garantizar el acceso a los países más pobres, la devastación económica costará entre 1.5 y 9.2 billones de dólares y al menos la mitad caerá sobre los países ricos”.