Los profesionales de la salud también pueden enfermarse y, como cualquier otra persona, deben atender y priorizar su salud mental.
En estos últimos siete meses, la población en general ha advertido que los profesionales de la salud son imprescindibles, y les han llamado héroes mientras les aplauden desde sus balcones o sus redes sociales. Sin embargo, el mismo personal de salud también ha sido blanco de distintas formas de violencia y estigmatización, ya sea por creer que son focos de contagio o por la muerte de pacientes.
Estas situaciones están teniendo un impacto en la salud mental de los profesionales de la salud en primera línea. De acuerdo con cifras de Amnistía Internacional, durante la emergencia sanitaria han fallecido, al menos, 248 de estos trabajadores a causa de COVID-19, lo que posiciona a México como el quinto país con más muertes de personal de salud.
Sobre la estigmatización, Benjamín Guerrero López, coordinador de la Clínica del Programa de Salud Mental de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), señaló en entrevista que, en estudios realizados en países como Italia, Francia o China, entre 15% y 20? los profesionales de la salud presentaron miedo al estigma.
“El personal de salud tenía miedo a que lo rechacen e incluso agredan, como lo estuvimos viendo, sobre todo al inicio de la pandemia, en donde este personal se volvió alguien a quien había que temerle porque era potencial fuente de contagio”, dijo el experto en psiquiatría.
Además, la pandemia ha puesto sobre la mesa otro tema igualmente importante: la falta de atención que viven, desde siempre, los mismos profesionales de la salud. Al respecto, Guerrero López aseguró que existe una tradición social y médica en la que se señala que el paciente es quien enferma, no el médico.
“Nunca nos hemos preocupado por la salud del personal de salud, siempre nos preocupamos por la de los pacientes, pero, ahora, el fenómeno de la COVID nos ha enseñado que estos profesionales también se enferman, también requieren cuidados, y también requieren protección”, subrayó el experto en psiquiatría.
A eso se suma que ninguna institución, ni pública ni privada, tenía las estrategias exactas para proteger la salud física y mental del personal de salud, por lo que es importante tener estas medidas de autocuidado en todo momento, e incluso enseñarlas desde que los estudiantes de medicina acuden a la universidad.
Para proteger la salud mental de estos profesionales, se necesita, primero, reducir su carga de trabajo y proporcionarles horas de trabajo escalonadas, no tan excesivas. “Por ejemplo, revisar las horas de guardias de los médicos en formación, porque estar tantas horas en un hospital es muy desgastante y esto los lleva a riesgos de padecer trastornos mentales, como depresión, ansiedad, trastornos del sueño”, afirmó Guerrero.
Asimismo, el especialista aseguró que es importante que el personal de salud pueda hablar de sus emociones, por lo que tener sesiones grupales para hablar de las frustraciones, de los sentimientos y del miedo, puede ayudarles a impulsar la solidaridad entre el equipo y sentir que no están solos.
Aunque algunas instituciones —como el Departamento de Psiquiatría y Salud mental de la UNAM o el Plan de Acción en Salud Mental ante la emergencia por COVID-19 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS)— abrieron servicios para atender la salud mental del personal de salud, se observó que un bajo porcentaje de médicos pidieron ayuda, tanto de los que estuvieron en la primera línea, como los que no.
El estudio “The mental health of frontline and non-frontline medical workers during the coronavirus disease 2019 (COVID-19) outbreak in China: A case-control study” (Qi Cai, 2020. Journal of Affective Disorders, volume 275) arroja que sólo 4.5?l personal de salud mental pidió atención, lo que es una clara señal de que la gente no se atiende por problemas de salud mental.
Los profesionales de la salud deben buscar atención con personal externo al hospital. “Porque si es entre colegas, empieza a haber el temor al estigma: ¿Qué van a decir que emocionalmente ya me quebré?”, añadió Guerrero.
Burnout, ansiedad y precariedad económica
Además del miedo al estigma, los profesionales de la salud pueden presentar ansiedad, trastornos de depresión, trastornos del sueño, burnout, entre otros. Benjamín Guerrero López advirtió que en estudios realizados en China, Italia, Francia y España se pudo observar que casi 40?l personal de salud presentaba insomnio y una cifra similar presentó malestar psicológico, que no les permite disfrutar de casi nada a su alrededor.
Asimismo, cerca del 40% tenía burnout y una tercera parte de los pacientes presentó señales de ansiedad, depresivos, de estrés postraumático y entre 15% y 20% presentaba síntomas físicos, de acuerdo a lo reportado por el experto en psiquiatría.
“Un fenómeno que también hemos ido viendo, que por fortuna no es alto el porcentaje, pero claro que la repercusión que tiene es muy alta, es la ideación suicida y, en algunos casos, el suicidio”, agregó Guerrero.
El estudio antes citado —The mental health of frontline and non-frontline(...)— confirma que de 224 profesionales de la salud en luchar contra la COVID-19 en Wuhan, 29.9% presentó síntomas de ansiedad.
El mismo documento muestra que los profesionales de salud en primera línea presentaban mayores índices de padecer problemas mentales que aquellos que no estaban brindando atención contra COVID: 15.7% presentaba síntomas de ansiedad, 14.3% síntomas de depresión y 47.8% síntomas de insomnio.
El burnout (síndrome de agotamiento extremo) parece ser uno de los grandes problemas que enfrentan los profesionales de la salud. Aunque no es algo nuevo para ellos, la pandemia lo ha exponenciado debido a la incertidumbre, la falta de equipo de protección personal adecuado, así como la falta de grupos de apoyo.
De acuerdo con el artículo “Burnout of healthcare providers during COVID-19”, de Meredith Bradley y Praveen Chahar, publicado en Omnia Health, las investigaciones han demostrado que la prevalencia de agotamiento es superior al 40%, con las tasas más altas en proveedores de atención médica de primera línea.
El mismo texto señala que una encuesta realizada por la Society of Critical Care Medicine a cerca de 9,500 proveedores de cuidados críticos mostró que la media del estrés reportado por este personal ha aumentado de un puntaje de tres a uno de ocho.
De acuerdo con el artículo: “Los principales factores de estrés incluyen la falta de equipo de protección personal, el miedo a contraer COVID-19, y el miedo a propagar la infección a los miembros de la familia”.
En esto concuerda Guerrero López, pues no sólo los médicos, las enfermeras y, en general, el personal de salud en la primera línea tiene una enorme presión, porque buscan atender, ayudar al paciente que está gravemente enfermo. “Presentan una grave presión de no contagiarse para no contagiar a la familia, pero, también, una enorme presión social y por parte de los familiares de los pacientes”, agregó el experto en psiquiatría.
A nivel global se vivió la escasez del equipo necesario para la protección de los proveedores de salud y México no fue la excepción. “Nos agarró con deficiencias en cantidades de material en protección, por lo que, en general, hubo una protección inadecuada, no había el equipo que era pertinente”, subraya Guerrero.
Aunado al miedo al contagio, de no contar con equipo suficiente y las largas jornadas de trabajo, los proveedores de salud también experimentan otras preocupaciones. Bradley y Chahar aseguran en su artículo que estos profesionales están experimentando mayores demandas en el hogar, particularmente las mujeres, pues con el cierre de escuelas es un desafío encontrar guarderías.
“Especialmente cuando el proveedor de atención médica es madre o padre soltero o cuando ambos padres son empleados esenciales. Además, los trabajadores de guardería son reacios a trabajar en los hogares de los trabajadores de la salud debido al temor de obtener COVID-19”, añade el artículo.
La COVID-19 ha traído también desafíos económicos de los que el personal de salud no está exento, mientras los proveedores de salud pueden tener un ingreso o un empleo, sus familiares podrían haberlo perdido. De acuerdo con Bradley y Chahar: “La disminución de los ingresos está llevando a reducciones en los salarios, beneficios y tiempo de vacaciones para compensar la pérdida de ingresos”. Esto se suma a la lista de preocupaciones del personal en primera línea.
En conclusión, los médicos y el personal de salud en general están enfrentando diversas situaciones que los ponen en riesgo y bajo un alto nivel de estrés, esto los lleva a desarrollar síntomas y problemas de salud mental.
¿Cómo preparar la salud mental del personal médico?
Si bien son diversas las problemáticas que los proveedores de salud deben enfrentar durante la pandemia, también existen herramientas que les ayudan a preparar y proteger su salud mental, ya que este podría ser el comienzo de otras olas de contagio.
Durante la conferencia Staying safe & staying sane: Sustaining and maintaining the mental health needs of healthcare workers, realizada en el evento Omnia Health Live, Neil Greenberg, experto en psiquiatría y profesor en defensa de la salud mental del Kings College en Londres, mostró algunas tácticas que les permitirán proteger su salud mental a los profesionales de la salud. Algunas de estas herramientas son:
- Seguridad económica: los gobiernos deberían proveer cierta seguridad financiera para prevenir que la mayoría de la gente pierda sus empleos y caigan en la pobreza.
- Autochequeo: antes de presentarse en la atención en primera línea, Greenberg recomienda al personal de salud autoevaluarse para saber si están preparados para el reto, sobre todo si se trata de profesionales que ya se encontraban jubilados. “Tienen que saber en qué se están metiendo”, agregó Greenberg. Reconocer y evaluar las situaciones de riesgo.
- Prepararse para el fracaso y la frustración: el personal de salud debe entender que, incluso cuando sean grandes especialistas, la gente puede llegar a morir y eso a veces está fuera de sus manos.
- Equipo de protección personal psicológico: es posible preparar a los proveedores de salud para los desafíos que les esperan, sobre todo ayudándoles a encontrar aquello que les ayuda a mejorar su salud mental. Algunas cosas que les pueden ayudar es escuchar música relajante, aprovechar el tiempo libre para hacer actividades que les despejen la mente y mantener el contacto con sus seres querido, incluso a la distancia.
- Capacitación adecuada: proporcionar al personal de salud en primera línea una capacitación adecuada, les ayudará a mantener su salud mental y nivelar su estrés, ya que sabrán cómo actuar, cómo atender mejor al paciente y cómo protegerse del contagio.
- Hablar de sus emociones: incluso si es entre colegas, hablar de cómo se están sintiendo puede ser útil para sobrellevar la situación, de esta manera se pueden recordar que no están solos en lucha contra la pandemia.
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