Sin duda, las vacunas contra COVID-19 están salvando vidas. La discusión, ahora, es si se necesita más para afrontar las variantes que se han manifestado en todo el planeta.
El hallazgo de las vacunas contra la covid-19 le dieron esperanza a las naciones y sus economías, aunque el panorama se ha nublado tras el golpe de la variante delta, la cual ha causado estragos en los sistemas de salud del mundo: desde Singapur hasta Reino Unido. A más de un año de que iniciara la pandemia, la variante delta, la más contagiosa hasta ahora, está exponiendo las debilidades de los países con bajas tasas de vacunación.
La vacunación es la mejor arma para enfrentar la amenaza delta y evitar que surjan nuevas variantes. Empero, aún no se sabe con exactitud cuánto dura la inmunidad de las personas con un esquema completo, ya sea de una o dos dosis.
Aunque, de acuerdo con el estudio Virus Watch de University College of London, se observa una disminución de anticuerpos semanas seis semanas después de haberse suministrado las dos dosis de Pfizer y AstraZeneca.
Por otro lado, ambas vacunas son bastante efectivas contra covid-19, y los resultados de este análisis no significan que las personas sean más vulnerables a la enfermedad; simplemente, apoyan los planes para una campaña de refuerzo en otoño, particularmente los primeros inoculados con AstraZeneca.
Aunado a esto, la farmacéutica Pfizer ha advertido que la vacuna contra el coronavirus puede debilitarse ligeramente con el tiempo, aunque no supone que todas las personas necesiten un refuerzo a corto plazo. Por ahora, las autoridades sanitarias de Estados Unidos han asegurado que la tercera dosis para la población en general es innecesaria, por lo que podría no ser el mejor uso de los recursos.
De momento, la Organización Mundial de la Salud (OMS) desaconseja la tercera dosis, ya que no hay datos científicos que lo justifiquen. Asimismo, el órgano recordó que aún hay países que no han avanzado en la vacunación, por lo que iniciar con la administración de la tercera dosis puede obstaculizar el reparto global de las dosis.
Países iniciaron campaña de refuerzo, pero, ¿quiénes necesitan la tercera dosis?
Sobre la aplicación de las terceras dosis, Susana López Charretón, viróloga e investigadora del instituto de Biotecnología de la UNAM, indicó en entrevista que: “Es para personas que tienen problemas del sistema inmune, para inmunocomprometidos. Las terceras dosis para población en general todavía no se han propuesto”.
De acuerdo con la experta esto se debe a que se vacunó a las primeras personas a finales del año pasado, por lo que solo se cuenta con ocho meses de experiencia de gente vacunada. “Entonces, todavía no podemos saber cuánto tiempo va a durar la vacuna, si vamos a necesitar refuerzos o no. Tenemos que dejar que el tiempo pase para ir viendo cómo va avanzando la inmunidad y cómo se va manteniendo o no la inmunidad”, advirtió López.
Mientras tanto, si se requiere vacunarse anualmente sigue siendo un misterio. “Sabemos que las primeras personas que se vacunaron todavía tienen esta protección”, aseguró la viróloga y agregó que probablemente dentro de un año se observe que baje la cobertura, entonces se necesitará un refuerzo; sin embargo, destacó que aún no se sabe con certeza. Mientras tanto, ya hay países aplicando la tercera dosis de refuerzo.
El 30 de julio del 2021, Israel arrancó la aplicación de la tercera dosis, esto tras haber registrado nuevos contagios. Semanas antes la dosis estaba disponible para adultos inmunodeprimidos y empezó a ser administrada a personas mayores de 60 años que hayan recibido la segunda dosis hace al menos cinco meses.
De igual forma, Bahrein se encuentra en la lista de países que esperan aplicar la tercera dosis, aunque la estrategia está dirigida a personas mayores de 50 años, personas con obesidad, baja inmunidad y socorristas. Para recibir la dosis deben haber pasado seis meses de la aplicación de la segunda dosis de Sinopharm.
Por su parte, Alemania iniciará la administración de la dosis de refuerzo —que puede ser Pfizer-BioNTech o Moderna— en septiembre de este año para las personas vulnerables o en riesgo, esto con el objetivo de otorgarles una mejor protección para el invierno.
En Europa, Francia, Reino Unido y Rusia también recomiendan la aplicación de terceras dosis. En el caso del primero, se enfocará a personas inmunodeprimidas e incluirá a quienes hayan recibido trasplantes o estén bajo medicamentos inmunosupresores fuertes.
Al igual que el país germano, Reino Unido busca brindar mayor protección contra el invierno a los sectores más vulnerables, así como hacerle frente a las variantes. Mientras que Rusia,comenzó a recomendar la tercera dosis para quienes habían recibido la vacuna hace seis meses o más tiempo, una medida de emergencia frente al aumento de casos.
En América latina, Uruguay y Chile confirmaron una tercera dosis para las personas con esquema completo de CoronaVac de Sinovac. En el primero, la dosis de refuerzo será de Pfizer-BioNTech y se administrará como mínimo 90 días después de la segunda dosis de la vacuna de origen chino. Además, el esquema contempla la dosis de refuerzo para todas las personas vacunadas con Sinovac o personas inmunodeprimidas moderadas y severas vacunadas con Pfizer, Sinovac o Astrazeneca.
En Chile, el reforzamiento comenzará el 11 de agosto en adultos mayores de 55 años, quienes recibirán la dosis de AstraZeneca; mientras que a los menores de 55 les será aplicada la de Pfizer-BioNTech. Además, la estrategia también contempla al personal sanitario con esquema completo de Sinovac, así como las personas enfermas con comorbilidad. El esquema no contempla la dosis de refuerzo para quienes hayan sido inoculados con CanSino.
Sobre esta última vacuna, la farmacéutica CanSino Biologics recomendó aplicar un refuerzo a su unidosis seis meses después de la inmunización, luego de que la empresa realizó un estudio que fue entregado a Cofepris.
¿Qué pasa con las personas con obesidad?
El conocimiento acumulado de la pandemia ha arrojado que las personas con sobrepeso corren mayor riesgo frente a COVID.-19, esto se debe a que la obesidad provoca un estado de hipercoagulabilidad, asociado a un mayor riesgo tromboembólico; muy frecuente y grave en el nuevo coronavirus, según un boletín de Laboratorios Ysonut.
Además, el mismo documento señala que, por su condición, el paciente obeso no cuenta con mecanismos suficientes de reparación celular, provocando severas lesiones que alteran la elasticidad y la distensibilidad pulmonar.
Especialistas de este laboratorio también destacaron que existe una probabilidad de que “las vacunas no despierten una respuesta inmune suficientemente efectiva para proteger a personas con obesidad”.
Esta enfermedad crónica cursa con un estado inflamatorio sistémico, el cual es considerado como el gran causante de enfermedades como la hipertensión, la diabetes y la dislipemia, que constituyen el conocido síndrome metabólico.
Asimismo, en obesidad existe un desbalance entre interleucinas proinflamatorias (IL6) y las adiponectinas antiinflamatorias; lo anterior supone un desequilibrio entre los factores inflamatorios y antiinflamatorios al tiempo que provocan un déficit en el sistema inmune, no solo humoral sino también celular.
“Por lo tanto, el paciente obeso no cuenta con mecanismos suficientes de reparación celular, lo que provoca lesiones muy severas que alteran la elasticidad y la distensibilidad pulmonar”, explica para el boletín la Samaria Barba, quien forma parte del grupo de metabolismo y nutrición de la Sociedad Española de Medicina Intensiva Crítica y Unidades Coronarias (SEMICYUC).
“Es bien sabido que la obesidad provoca también un estado de hipercoagulabilidad que se asocia con un mayor riesgo tromboembólico que son muy frecuentes y graves en el covid”, agrega la especialista.
Como consecuencia, especialistas están urgiendo a retomar las consultas, así como el control de la nutrición de cada persona, toda vez que de esta manera se puede prevenir y tratar la obesidad. No es para menos si se toma en cuenta que, durante el confinamiento, los mexicanos aumentaron 8.5 kilogramos en promedio.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut), en México, 75.2% por ciento de los adultos sufren de sobrepeso y obesidad. Por ello, resulta crucial la atención al sobrepeso, adicional a las medidas de sana distancia y cuidados higiénicos vinculados a la pandemia.
Entonces, mientras la vacunación juega un papel imprescindible para prevenir enfermedad grave y muertes por COVID-19; también, se deben seguir medidas para reducir los niveles de sobrepeso en la población. Por ello, Barba, alertó sobre la relación tóxica entre COVID-19 y la obesidad.
“Es fundamental que los pacientes acudan a consultas médicas y sigan los controles necesarios, en materia de nutrición y obesidad, que son determinantes para mejorar la salud y la calidad de vida de los pacientes”, puntualizó.