Desde hace varios años, las mujeres han luchado por obtener reconocimiento e inclusión en la ciencia médica, y su presencia en puestos directivos ha dejado huella.
A lo largo de los años las mujeres han luchado por ser reconocidas e incluidas en la ciencia médica, y apenas se está viendo el fruto de la lucha por abrir espacios para ellas en la salud, y sobre todo en la parte médica, donde las mujeres siempre han tenido el papel de cuidadoras, y ha sido difícil verlas en otro papel dentro de la medicina.
En uno de los paneles de Omnia Health Live Americas, se llevó a cabo una charla entre tres mujeres en posiciones de liderazgo, en la que estuvieron presentes, como moderadora, Alejandra Palafox, epidemióloga y coordinadora general de la Red Nacional de Registros de Cáncer; Greta Miranda, especialista en urgencias médico-quirúrgicas y jefa del área de Urgencias en el Hospital Manuel Gea González; y Silvia Lylian Bello, enfermera con 18 años de carrera y asesora de la Jefatura de Servicios de Enfermería del ISSSTE.
Al presentar a las panelistas, Palafox destacó que, en la actualidad, “las mujeres tienen mayor participación, no sólo en el estudio y ejercicio de la medicina, sino en el liderazgo de diversas áreas médicas”, y destacó que ya se puede identificar y ponderar el valor de las diferentes actividades que realizan, así como su participación a través del tiempo con los retos sociales, demográficos, de género, entre otros.
Greta Miranda, quien también es presidenta consultiva del Consejo Mexicano de Medicina de Emergencias, señaló que incluir a más mujeres en puestos directivos ha traído innovación y organización en los sistemas, por lo que se empezó a evaluar a los pacientes para priorizar los distintos casos en el área de urgencias.
Durante la gestión de Mercedes Juan López, la primera mujer en ser nombrada secretaria de salud, se comenzó a dar una mejor organización en el área de urgencias. “Empezamos a generar directrices de organización; empezamos a discriminar pacientes”, aseguró Miranda y agregó que se les evaluó para dividirlos en prioridades. También comenzaron a fluir códigos de atención propuestos por mujeres, como el código ictus.
De acuerdo con Miranda, los códigos ayudan a dividir la atención, “para que desde el momento en que llega el paciente hasta el momento en que se lo libera para a una especialidad es lo que hace la diferencia entre la vida y la muerte, y lo que hace la diferencia entre un gran índice de secuelas y un bajo índice de secuelas”.
Las mujeres en la crisis sanitaria
Miranda recordó que ha habido diferentes emergencias, como la epidemia de influenza en el 2009, la cual tuvo un papel detonante para el personal de salud, sobre todo de las mujeres. “Quizá en ese entonces, la participación se vio un poco más sesgada por el total de población que formaba parte del personal de salud”, aseguró la especialista urgencias médico-quirúrgica y explicó que en enfermería: “El 80? los participantes eran enfermeras y un 20% hombres”.
Más de diez años después, durante la pandemia del nuevo coronavirus hay un factor más importante de hombres y mujeres en enfermería y hay, aproximadamente, un 50? mujeres en la atención para pacientes COVID, de acuerdo con lo mencionado por Miranda.
Para la urgencióloga, el personal femenino tiene mayor capacidad de administración y organización. “Eso le permite generar un desarrollo de determinar líneas, establecer procesos, y eso le ha permitido a la gran mayoría de las unidades, o de los establecimientos de salud, utilizar esta fuerza de tarea para dar una mejor respuesta a la atención”, resaltó.
Además, las profesionales de la salud agregan el factor humano, más allá de la ciencia y los procedimientos, sino de la atención y la empatía; por ello, de acuerdo con Miranda, la sinergia entre médicas y enfermeras ha sido muy importante tanto para la atención de pacientes COVID, como para su familia.
Sin embargo, la empatía también es para con otros profesionales de la salud que pueden sentirse colapsados y necesitan apoyo.
El caso de la enfermería
Silvia Lylian Bello, especialista en administración de los servicios de enfermería, advirtió la importancia de que el personal de enfermería siga profesionalizándose, para que se termine con la creencia de que la rama se trata sólo de cuidados de salud y se le comience a ver como una verdadera profesión.
Bello destacó que la enfermería ha sido un mundo de mujeres, en México, solo 15?l personal de enfermería son hombres, pues “el cuidado siempre ha sido designado a la mujer”. Sin embargo, la principal problemática que observa la especialista es la disparidad en cuanto a los niveles académicos.
Como tal, la enfermería no nació de una ciencia y quienes han sido los tutores de estas profesionales son médicos. La asesora también resaltó que aunque ahora ya existe una ciencia del cuidado y hay enfermeras con niveles de doctorado, aún hay muchas con niveles técnicos o como auxiliares de enfermería —que solo requieren un año y medio de estudios—. En cambio las y los médicos deben contar al menos con una licenciatura.
En cuanto a la presencia masculina en el campo de la enfermería, Bello señaló que en países como España los hombres han ido ganando puestos directivos; y agregó que “eso sería un foco para ver qué estamos haciendo nosotras, por qué si somos tantas enfermeras, en los puestos de liderazgo están los hombres”.
La enfermera subrayó la importancia de trabajar con las nuevas generaciones y fomentar el liderazgo femenino en puntos clave, en algún momento se debe de poder asociar a las enfermeras con los puestos directivos. De igual forma, Bello resaltó que la enfermería no se trata solo de proveer de cuidados, sino que este personal es imprescindible para la atención de los pacientes.