Las investigaciones sugieren que los anticuerpos contra COVID-19 pueden perderse en tan sólo tres meses, así que ¿dónde está la clave para lograr la inmunidad?
Conforme avanzan las investigaciones sobre el nuevo coronavirus, se han ido descubriendo diferentes aspectos sobre la inmunidad a la COVID-19. Por ejemplo, los científicos hallaron pacientes que se habían recuperado de la infección, sin embargo, no tenían anticuerpos contra la enfermedad.
Tiempo después se dio con el hallazgo de que pacientes que habían desarrollado anticuerpos parecían perderlos meses después.
Las últimas investigaciones publicadas la ultima semana de agosto señalan que ya se encontraron los primeros casos de personas reinfectadas en distintas partes del mundo. Una investigación de la Universidad de Hong Kong demostró el primer caso de un hombre que se contagió cuatro meses y medio después de haberse enfermado la primera vez.
Gracias a un análisis de la secuencia del genoma del virus, los investigadores demostraron que las cepas son completamente diferentes, demostrando así que existe la posibilidad de volver a enfermarse de coronavirus.
Días después, Bélgica y Holanda dieron a conocer casos de este tipo en su país. En México también se presentó un caso de reinfección en una médico residente del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). El doctor Constantino López-Macías, explicó que la mujer se contagió nuevamente del virus SARS-CoV-2, pero ya no manifestó síntomas de la enfermedad.
“Estas personas tienen el virus, pero no desarrollan síntomas. Quiere decir que están protegidos, pero no sabemos si lo van a poder transmitir. Es lo que ahorita se conoce”, dijo López Macías.
Por ello, la posibilidad de adquirir la inmunidad colectiva a través de la infección podría no ser posible, además de poco conveniente. Sin embargo, la clave de la inmunidad podría no estar en los anticuerpos.
¿Qué es y cómo se logra la inmunidad colectiva?
De acuerdo con un artículo de la Mayo Clinic, la inmunidad colectiva se obtiene cuando una gran parte de la comunidad se vuelve inmune a una enfermedad, “haciendo que sea poco probable la transmisión de persona a persona”.
El mismo artículo asegura que hay dos formas de lograr la inmunidad colectiva para la COVID-19: la vacuna y la infección. Hasta ahora la primera es la opción más viable, aunque lenta, pues incluso cuando se están desarrollando vacunas en procesos acelerados, no es algo que esté al alcance de toda la población mundial de manera inmediata.
Infectarse para adquirir inmunidad resulta inconveniente, porque aún no está claro si la infección con el virus SARS-CoV-2 hace que las personas sean inmunes a la COVID-19 en el futuro. Además, para que la infección creara inmunidad a largo plazo, millones de personas tendrían que infectarse para alcanzar la inmunidad colectiva. Esto sería crítico para los sistemas de salud, pues podrían desbordarse y no tendrían oportunidad de atender a todos los pacientes.
Inmunidad a COVID-19 puede perderse en meses
Aún no hay respuestas seguras sobre la inmunidad a la COVID-19; sin embargo, una investigación del King’s College de Londres señala que algunos pacientes que se recuperan de la infección podrían perder su inmunidad al cabo de unos meses.
Un artículo del Deutsche Welle señala que, en dicho estudio, los investigadores analizaron los niveles de anticuerpos de más de 90 pacientes confirmados con el virus SARS-CoV-2
En las muestras de sangre se mostró que incluso los pacientes con síntomas leves desarrollaron algún tipo de respuesta inmune al virus. De los individuos estudiados, 60% dio una respuesta “potente” en las primeras semanas posteriores a la infección.
Pero solo 16.7?ellos mantenía un nivel alto de anticuerpos después de tres meses, mientras que algunos de ellos no poseían una cantidad detectable en la sangre.
Los resultados sugieren que no se puede dar por sentada la inmunidad tras superar la COVID-19 por primera vez. Estos hallazgos, además, podrían sugerir que una vez que se tenga la vacuna se necesitaría más de una inyección.
Células T: la clave de la inmunidad
Incluso cuando los anticuerpos pueden ser invaluables para rastrear la propagación de la pandemia, podrían no tener el rol esencial en la inmunidad como hasta ahora se pensaba. Sobre todo cuando, después de un tiempo, no se pueden rastrear en los pacientes previamente infectados.
De acuerdo a lo explicado en un artículo de Gavi, los anticuerpos son sólo una parte de la vasta y compleja respuesta inmune. Otra de las piezas clave son las células T: un tipo de células blancas que se especializan en reconocer células infectadas con el virus.
Mientras que los anticuerpos responden al virus antes de que invada las células humanas, las células T tienen la tarea de detectar y matar células infectadas o de activar otras células que ayudan con la respuesta.
Esto lo logran utilizando proteínas en su superficie, que pueden adherirse a proteínas en la superficie de las células infectadas.
Cuando las células T se encuentran con un antígeno específico al que pueden unirse, rápidamente se multiplican en un ejército de células T idénticas que pueden responder a la infección. Estas células T permanecen en el cuerpo en grandes números, incluso después de la infección ha pasado.
Como las células T permanecen en la sangre años después de la infección, contribuyen a que el sistema inmune tenga una respuesta más rápida y efectiva cuando se ve expuesto a un viejo patógeno.
Un estudio del Instituto Karolinska y el Hospital de la Universidad de Karolinska halló que personas con síntomas leves o asintomáticas a la COVID-19 probaron tener inmunidad al nuevo coronavirus a través de las células T, incluso si no han dado positivo para anticuerpos.
Para los investigadores, esto significaría que la inmunidad pública es mucho más probable de lo que las pruebas de anticuerpos señalan. Los científicos realizaron análisis inmunológicos en muestras de más de 200 personas, la mayoría de ellas con síntomas leves o sin síntomas de COVID-19.
“Ahora, los análisis avanzados nos han permitido mapear a detalle las respuestas de células T durante y después de la infección de la COVID-19. Nuestros resultados indican que aproximadamente el doble de personas desarrolla inmunidad de células T comparados con aquellos en los que podemos detectar anticuerpos”, aseguró Markus Buggert, profesor adjunto del Centro de Medicina Infecciosa del Instituto Karolinska, al portal de noticias del mismo instituto.
Sin embargo, esto no necesariamente significa que se esté alcanzando la inmunidad de rebaño. Además, como las células T sólo responden al virus una vez que ha invadido a las células huésped, hay una posibilidad de que la gente continúe transmitiendo el virus, incluso si no llegan a desarrollar la enfermedad.
Inmunidad cruzada: ¿qué es?
Como las células T tienen una gran memoria, si han sido expuestas a otros coronavirus podrían ofrecer cierta protección frente al SARS-CoV-2, incluso si la persona no se ha contagiado con el nuevo virus. Al menos esos son los hallazgos de un estudio realizado por la Charité-Universitätsmedizin Belin y el Instituto Max Planck de Genética Molecular de Alemania.
La investigación revela que 35? los individuos que no se habían infectado con el nuevo coronavirus, poseían células T mientras que dieron negativo en anticuerpos.
Esto podría deberse a que el SARS-CoV-2 tendría similitudes estructurales con los coronavirus responsables del resfriado común. Los investigadores se sorprendieron al encontrar células T capaces de reconocer fragmentos de SARS-CoV-2 en personas que no habían sido infectadas con el virus.
“Esto sugiere que las células T de individuos sanos reaccionan al SARS-CoV-2 debido a la exposición previa a coronavirus endémicos del ‘resfriado común’; una característica de las células T es que no sólo son activadas por un patógeno exacto, sino también por patógenos con ‘suficiente similitud’”, explicó Claudia Giesecke-Thiel, una de las autoras del estudio.
Esto podría señalar cierta inmunidad cruzada, es decir, que estas células T de participantes sanos que reaccionaron al SARS-CoV-2 habrían sido previamente activadas por varios coronavirus del resfriado común.
Aunque estas acciones señalan que las células T de reacción cruzada tienen cierto efecto protector, ayudando al sistema inmunológico a acelerar la producción de anticuerpos, podría resultar desfavorable si esta inmunidad conduce a una respuesta inmunológica mal dirigida. Sin embargo, aún falta estudiar a profundidad la inmunidad cruzada.
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