El examen de admisión, la saturación en ciertas áreas y la mala distribución de los médicos en el país complican la atención de los pacientes que requieren de un especialista.
En México, un médico especialista atiende a 1,408 mexicanos, lo que demuestra que no solo hay pocos médicos, sino que además están mal distribuidos en el territorio nacional.
Para reducir el déficit de médicos –y de enfermeras–, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) anunció la creación de la Universidad Nacional para las Ciencias Médicas, con la que se pretende egresar a los 200,000 profesionales de la salud que se requiere en el país.
De acuerdo con el gobierno federal, en México faltan 123,000 médicos generales y 72,000 especialistas en el país, para poder garantizar la atención médica a los ciudadanos.
El mandatario aseguró que las universidades que imparten medicina han rechazado a miles de jóvenes interesados en estudiar esta carrera, lo que ha provocado el déficit de personal. Así que una de las medidas que el gobierno planteó es la creación de esta universidad, que estará a cargo del gobierno de la Ciudad de México, de la que egresarán médicos generales.
En cuanto a los especialistas, la administración planteó la posibilidad de darles este grado a aquellos médicos generales que tengan varios años ejerciendo dicha especialidad, aun cuando no ingresen a la Residencia y obtengan una educación formal.
El problema no es nuevo, pero el número de rechazados para estudiar una especialidad va en aumento. Tan solo en 2018, 46 mil 200 personas se registraron al Examen Nacional de Aspirantes a Residencias Médicas (ENARM) para concursar por una de las 8,500 plazas que se abrieron. Y si bien hacen falta más espacios para que los médicos sigan estudiando, también es necesario orientar a los profesionistas a estudiar otras especialidades.
Mientras que abundan los ginecólogos-obstetras y los pediatras, hacen falta geriatras, internistas, endocrinólogos y psiquiatras, quienes serán los encargados de atender la transición epidemiológica y demográfica que tendrá México a partir de 2030.
Además, es necesario redistribuirlos en el territorio nacional, señala el Diagnóstico de Derecho a la Salud 2018, elaborado por el Coneval.
De acuerdo con el estudio, la mitad de ellos se concentran en Ciudad de México, Jalisco, Nuevo León y Estado de México, mientras que en Chiapas y Oaxaca hay especialidades que ni siquiera existen porque no tienen un profesional que la atienda, situación que agrava la pobreza que se tiene en esas entidades.
Esta situación alarmó al gobierno entrante, que desde los primeros meses de funcionamiento anunció que una de las metas es lograr que hay más médicos en las zonas rurales.
Para ello, se aumentarán los sueldos de los profesionales que quieran trabajar en las regiones más alejadas del país, y se ofrecerán otros incentivos, como el tema de la especialización por experiencia.