Cada vez hay más médicas en la parte operativa; el reto ahora es que ocupen cargos de tomadoras de decisiones
Datos internacionales reportan que entre 70 y 80? los médicos en todo el mundo son mujeres, esto significa que cada vez hay más mujeres incursionando en este sector, rompiendo el estereotipo que tienen de cuidadoras, para convertirse en profesionales de la salud, con carreras exitosas en el ámbito en el que se desempeñan.
La psiquiatría vive una transformación similar, asegura Ingrid Vargas Huicochea, coordinadora de Investigación del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina de la UNAM, aunque la transformación principal ser dará en el momento en el que las mujeres empiecen a ocupar puestos directivos y de toma de decisiones, en los que siguen predominando los varones.
¿Qué actividades realizas actualmente en la Universidad donde laboras?
Doy clases a dos grupos de primer año de la carrera de médico cirujano y corro mis proyectos de investigación, que están enfocados en la investigación cualitativa de salud mental, pero también colaboro en otros proyectos de investigación cualitativa en salud. Mi línea principal de trabajo es la percepción de las enfermedades mentales, y ahora como coordinadora me toca la parte administrativa: supervisar las actividades de investigación de los académicos de esta coordinación; monitorear los avances del proyecto, coordinar actividades formativas en temas de investigación; establecer convenios de trabajo con otras instituciones; checar cuando hay la oportunidad de ser receptores que se están formando en investigación.
Y adicional a eso, participo en actividades de difusión de conocimiento de salud mental y psiquiatría, así que conduzco el programa de Más Salud de la Facultad de Medicina; y también coordino el seminario de psiquiatría y salud mental, donde participan ponentes internacionales para hablar de temas de actualidad. También trabajo con otros departamentos de la facultad, y también con las facultades de Psicología y Odontología, organizando cursos, talleres y conferencias.
¿Esta dirección era ocupada por mujeres antes de tu llegada?
Antes de mí, hace algunos años, estuvo Beatriz Zamora en esta coordinación, pero tradicionalmente eran otros compañeros varones los que ocupaban el puesto, pero creo en general en la medicina, y no solo en México sino en todo el mundo, hay muchas mujeres en el área de salud, en particular la parte de psiquiatría, y el departamento es una muestra de esto. Creo que 85% somos mujeres en el departamento.
Pero lo que se ve es que, aunque somos mayores en número, estas posiciones de toma de decisiones o posiciones directivas habitualmente están ocupadas por hombres. Y acá no era la excepción. Yo llegue a esta coordinación con el apoyo de la doctora María Elena Medina Mora, y sabes que ella, si bien siempre evalúa con las características de cada persona para que tenga el mejor desempeño en el puesto que le asignan, por supuesto siempre nos da un apoyo a las mujeres para ubicarnos en posiciones donde podemos tener un mayor impacto, siempre de la mano de las evaluaciones que suele hacer de las capacidades de las personas.
¿Cuáles son los retos a los que te has enfrentado a lo largo de tu carrera?
Los retos que enfrentamos las mujeres en nuestra formación como médicos, es justamente eso, un sistema patriarcal donde se nos considera que estamos estudiando mientras formamos una familia o nos casamos.
Y es muy contradictorio porque a través de los siglos, las mujeres siempre hemos sido vistas como cuidadoras: cuidando a los enfermos, a los desvalidos, a aquellos con una condición de discapacidad. Pero no hay un reconocimiento de la mujer en la toma de decisiones y en estas posiciones mucho más altas en jerarquías para ejercer una dirección.
Generalmente se piensa que por ser mujer se le da mejor el cuidado del otro, pero no hay de manera genérica este reconocimiento de nuestras capacidades.
Ahora en el ámbito de la psiquiatría, yo creo que es un área más femenina, en el sentido de la empatía, del contacto con el otro, de la compasión y allí jugamos un papel importante, pero la historia sigue siendo la misma: hay muchas mujeres en la psiquiatría, pero ya en estas posiciones de jerarquía superior, a quienes tender a ubicar es a los hombres.
Y cuando una mujer llega, es la devaluación de y por qué llego, claro tiene una palanca, o hay favoritismo. Y tristemente algo que he observado que este tipo de devaluaciones y discriminación no viene solo de hombres. En lo personal, alguna de las situaciones de conflicto y desafío ha sido con otras mujeres, de condición muy patriarcal y de misoginia.
¿Alguna de estas situaciones ha cambiado con el paso de los años?
La verdad es que un cambio franco en la medicina no lo he notado. Creo que los médicos como gremio, seguimos siendo muy misóginos, y las médicas también tienen este componente fuerte. ¿De dónde viene el cambio? De la apertura a la multidisciplina. Específicamente hablando de la psiquiatría, tenemos que trabajar de una manera muy multidisciplinaria en apoyo con otro personal de salud, como psicólogos, trabajadores sociales y otros profesionales de la salud que debemos incluir en nuestro trabajo clínico y de investigación
De esa multidisciplina de repente se abren las puertas para poder proyectarnos más, porque es el reconocimiento desde otras profesiones, lo que nos va dando el camino de proyección. El ejemplo más claro es la doctora Medina Mora no es siquiatra, no es médico, ella es psicóloga y ella tiene otro tipo de manejo de personal y allí es donde se abren las puertas para las mujeres medicas que estamos intentado ganar un lugar en esta carrera.
Que curioso que solo así se pueda abrir el espacio a las mujeres…
En lo particular yo siempre he resaltado el trabajo de los psicólogos y las psicólogas, que son muy profesionales en el ámbito de la investigación, definitivamente son líderes. Y me he percatado que, a diferencia de la medicina, hay una apertura para reconocer el trabajo y las capacidades de la mujer
¿Consideras que hay áreas dentro de la medicina solo para mujeres? ¿Por qué?
La psiquiatría no era una rama considerada femenina, creo que con el tiempo se ha venido dando y guarda una lógica por el tipo de aproximación que tenemos con el paciente, que requiere de mayor cercanía, de mayor empatía, de un grado importante de compasión, de interés genuino por el individuo y su historia de vida
Hay diferencias con otras áreas, como las quirugicas, las de ortopedía, de urología, que son concebidas como trabajo de hombres. Pero esta división ya no tiene sentido (…) Yo creo que hay cirujanas maravillosas, ortopedistas excepcionales y urólogas, que son muy necesarias porque la mayoría en esta área son justamente médicos hombres. No debería haber esto, pero en la tradición siempre lo ha tratado así
Y las tradiciones en medicina de repente caen en lo absurdo. Pensemos que hay más hombres ginecólogos que ginecólogas, cuando debería ser al revés. Y no se ve raro cuando un hombre dice voy a ser ginecólogo, pero no es lo mismo cuando una mujer dice voy a ser uróloga y la voltean a ver raro porque es un área de hombres.
En la psiquiatría era, como toda la medicina, era mucho más masculina. De hecho en las generaciones de los siquiatras mayores, de 65, 70 años o más, sí vemos un gran predominio de hombres, pero en las generaciones mas recientes incursionaron mas mujeres. No se si tenga que ver con el mayor interés por la salud mental y la mente en sí, o porque, como todo lo que está pasando en la medicina, cada vez hay más mujeres. A nivel mundial sabemos hay entre 70-80? las mujeres en el ámbito de la medicina y el porcentaje de los hombres es cada vez menor.
¿Existe el famoso techo de cristal para las mujeres en la industria de la salud y en la medicina? ¿Cómo romperlo?
Existe en la medicina, como en muchos otros ámbitos, y es parte de esta percepción social de quiero hacer algo grande pero eventualmente tendré un límite que no podre rebasar. Pero creo que más que un techo autoimpuesto, es algo que forma parte de la norma social, de una norma que tenemos que cambiar, y las que vamos a hacer el cambio somos nosotras mismas.
Creo que un grave error de este proceso de hacernos visibles en el campo laboral y profesional han sido las cuotas de género, que han sido mal interpretadas. En esta búsqueda de la equidad, se han preocupado de que una mujer sea puesta en una determinada posición solo por ser mujer, sin evaluar las capacidades. Creo que hombres y mujeres, si tenemos las capacidades, las competencias, los conocimientos la experiencia, deberíamos poder acceder a estas posiciones.
Si se pone a una mujer que no tiene estas capacidades, lo que va a hacer es quemarnos y se refuerza la idea de “ves por qué no hay que ponerlas en ese lugar, de cualquier manera no lo iba a lograr”, y eso no nos ayuda.
Quienes vamos a derribar esos techos finalmente somos nosotras mismas, preparándonos y siendo capaces de cubrir la demanda de cada uno de esos puestos y hacerlo con un verdadero compromiso y mucha honestidad, hay que hacer un franco ejercicio de autorreflexión y preguntarse, puedo o no puedo. Y no por bloquearse a sí mismas, sino por reconocer las capacidades de cada una.
¿Qué mensaje dejas a las nuevas generaciones que se incorporan a la medicina y que buscan romper paradigmas en ella?
Un mensaje importante es que escuchen cuál es su verdadera pasión. En la medida en que como mujeres medicas nos ubiquemos en el área que realmente nos encanta, el área a la que queremos dedicar nuestro tiempo y esfuerzo. Que se traten de quitar los estereotipos de encima, que se traten de quitar las exceptivas sociales y familiares, y que busquen lo que ellas quieren hacer.
La carrera de medicina es bellísima, muy demandante, tanto la formación y el ejercicio y lo que se ha hecho muy evidente en tiempos de pandemia es que la sobrecarga para las mujeres medicas y madres de familia se vuelve muy compleja. Era algo que ya existía pero en estos momentos se hizo todavía mas evidente, y hay que estar conscientes de que no podemos soltar la parte personal y tratar de buscar un equilibrio para no comprometer nuestra salud mental.
Y en esta parte, no hay que engancharnos con la idealización del rol del multitask, este fraccionarnos en mil pedazos y que nos han hecho creer que es valioso y destacable, y en realidad no lo es. Hay que hacer este ejercicio de auto reconocimiento, de auto monitoreo, para que esto favorezca el autocuidado y tratemos no solo de mantenernos a flote, sino de mantenernos bien.