México tiene el Consejo Nacional de Vacunación, que durante décadas tuvo éxito en la inmunización de la población, y que ahora no fue tomado en cuenta para vacunar contra COVID-19.
La vacunación es una de las intervenciones de salud pública más exitosas que se realizan con mayor costo-efectividad. En el caso de México, los resultados obtenidos en el campo de las inmunizaciones eran francamente espectaculares.
En 1991 se creó el Consejo Nacional de Vacunación (CONAVA), como instancia de coordinación y consulta, cuyo objetivo principal fue promover, apoyar y coordinar las acciones de las instituciones de salud de los sectores público, social y privado, con el fin de controlar y eliminar las enfermedades transmisibles mediante la Vacunación Universal, dirigido a la protección de la salud de la niñez. Lo preside el Secretario de Salud Federal y lo integran los titulares del IMSS, ISSSTE, DIF PEMEX, SEDENA, y directores de centros pediátricos y regulatorios de México.
Esta vez, el CONAVA no participó en la planeación para adquirir vacunas, fueron cuatro las dependencias federales a cargo: SRE que negoció directamente la llegada de las vacunas; la SHCP que debió pagar por ellas; la Secretaría de Salud que debió implementar una logística para aplicarlas; y la SEDENA que ha cumplido con lo que se le ha pedido.
El proceso de vacunación en México ha sido sin planeación y generó falsas expectativas. Por citar un ejemplo, el gobierno federal se decidió vacunar a los maestros de Campeche en vez de aplicar las segundas dosis al personal de salud que se encuentra expuesto a un mayor riesgo de contagio. Otro tema fue cuando el presidente López Obrador, mediante un decreto, dijo que permitiría que los gobiernos locales pudieran adquirir las vacunas contra el COVID-19.
La realidad es que no hay vacunas en ninguna parte del mundo que puedan ser adquiridas por entes privados, y aquí se incluyen desde luego a las entidades federativas. Eso al menos por ahora. Esta promesa sí fue un paso al frente para que la iniciativa privada participe y coopere en esta titánica tarea de vacunar a 126 millones de mexicanos.
Leía con interés por ejemplo que en el estado de Washington, Estados Unidos, se han apoyado de empresas privadas como Starbucks, Microsoft y Costco para avanzar a buen ritmo la vacunación en ese estado del oeste de los Estados Unidos. La primera de ellas tiene suficiente experiencia en atención personalizada, mientras que Microsoft apoyaría con un tablero en el que se reflejen los avances de la inmunización a los grupos de edad, y finalmente la otra es la campeona de la logística, envío y almacenamiento de productos.
No se trata de convertir las cafeterías en centros de vacunación, pero sí de apoyar al gobierno a evitar cuellos de botella en un ambiente amigable para la aplicación de las vacunas. La plataforma informática de Microsoft es necesaria, ya vimos lo que ha ocurrido aquí en México con el portal para registrar a los adultos mayores.
Estamos viviendo una de las emergencias sanitarias más dramáticas a nivel mundial. Se han colapsado la economía y la salud. Las vacunas son una esperanza para poder salvar a muchos mexicanos del contagio o la muerte. Con la salud no se improvisa.
*Consultora en Salud Pública y 25 años de experiencia en asuntos públicos.